Alvedro se queda en tierra

En los últimos días se han difundido una serie de informaciones en relación con el aeropuerto de Alvedro en concreto y con el tráfico aéreo en Galicia en particular. En el centro del asunto han estado las dudas acerca de la continuidad de la ruta de la compañía Vueling entre Alvedro y el aeropuerto londinense de Heathrow. Desde este blog hemos analizado el asunto y emitido nuestra opinión, tratando de aplicar sentido crítico a la información de la que disponíamos.

La reciente comparecencia ante la prensa de la concejala responsable del área de Turismo en el Ayuntamiento de A Coruña, Dña. María Luisa Cid, ha servido para despejar todas las dudas. Nos parece de agradecer su explicación, ya que es uno de los puntos que reclamábamos: mayor transparencia en la gestión de los tratos con las compañías aéreas, posicionamiento claro en relación con el mal llamado “Comité de Rutas” y una gestión eficaz y defendible. El hecho de que las cosas salgan bien o mal a la larga es relativo y puede ser justificable, pero nos parecía que se estaban dando algunos pasos erráticos.
El vuelo se queda en Heathrow al menos por un año, nos ha dicho públicamente la concejala. Se trata de un hecho que nos alegra enormemente porque nos parece importantísimo para el futuro del aeropuerto. Aún así, convocar a la prensa para confirmar que “todo sigue igual” y que además ahora tiene un cierto plazo de caducidad después del que no se sabe lo que ocurrirá, confirma la sensación que existía de que algo pasaba, de que la ruta estaba en claro peligro. No nos equivocábamos cuando pedíamos que se hiciese todo lo posible por salvar la conexión, algo que de momento parece que se ha logrado.
La comparecencia tiene otras partes menos positivas. La compañía Vueling cobra una importante cantidad de dinero en relación con sus rutas a Barcelona, Londres y Sevilla desde hace tiempo, a las que añade ahora Bilbao, Las Palmas y Tenerife Norte, amén de la ruta estacional veraniega a Amsterdam. Sin embargo, dentro de su plan de expansión con la apertura de nuevas bases en Europa, coloca sus aviones en los aeropuertos de Bruselas (Zaventem) y Roma (Fiumicino), para volar a diversos destinos desde ambas ciudades. En ambos casos, dentro de su lista de destinos aparece Santiago de Compostela. Una decisión plenamente respetable desde el punto de vista empresarial. Se juegan su dinero y vuelan a donde les parece oportuno. Además, aparentemente sin acuerdos de patrocinio. Como aparentemente no lo tienen otras compañías en el aeropuerto compostelano.
La sorpresa llega cuando dentro de la comparecencia de nuestra estimada concejala, la oímos explicar que Roma es un destino que no interesa incorporar en Alvedro. En ese momento, nuestra sorpresa es mayúscula, ya que se trata de uno de los destinos más importantes de Europa, y en Alvedro no andamos sobrados de ellos. Además es uno de los lugares a los que más pasajeros vuelan en conexión desde el aeropuerto coruñés, cosa que demuestra la posible viabilidad de una ruta con dos frecuencias semanales, como la planteada en Lavacolla. La sensación es la de que o bien no se han hecho gestiones para conseguir ese destino por despreciarlo, o se ha pactado que esa ruta fuese para Santiago con la anuencia del Ayuntamiento coruñes. No se puede culpar a nadie por no haber logrado un objetivo, y no lo hacemos. Pero minusvalorar ese objetivo es un sinsentido al que no encontramos explicación.

Por último, aportamos la sugerencia de que se hable seriamente con la compañía Air Europa. La cuantiosa aportación económica que percibe hace plenamente justificable pedirle que, además de sus cuatro frecuencias diarias a Madrid, coloque otros destinos en la parrilla de Alvedro. Introducir competencia frente a Vueling en la ruta a Barcelona, agregar destinos insulares como Palma de Mallorca o considerar que su alianza con Air France es un buen punto de partida para colocar algunos vuelos a París son asuntos a poner sobre la mesa. Aunque si ni siquiera Roma vale una misa, tal vez esos destinos sean insignificantes.

Mientras otros vuelan, Alvedro se queda en tierra. Incluso pagando por una supuesta relación privilegiada.